Es medianoche y usted está profundamente dormido y, repentinamente, es despertado por una interpretación del Himno de Batalla de la República. ¿Incómodo? Si, y especialmente cuando ninguna radio o tocadiscos está conectada en su casa o en la de sus vecinos.
Así inicia el artículo publicado en 1970, donde una comunidad de Daytona se encontraba sorprendida por el caso de una mujer que podía escuchar la radio a través de sus dientes. Está mujer accedió a ser entrevistada bajo anonimato y afirmó que lograba escuchar la radio por sus restauraciones metálicas y coronas.
Todo comenzó una tarde mientras almorzaba junto a su familia y escuchaba la interpretación de una banda, por lo que le pidió a su hijo que apagara la radio, a lo cual el niño respondió que no había ninguna encendida en ese momento.
Su esposo, que en una oportunidad leyó sobre el hecho de que algunos metales podían captar las ondas de radio, la llevó al odontólogo, el doctor J. H. Long, que les explicó que dos metales como el oro y la pasta de los empastes, más el ácido que tiene la saliva, podrían formar un sistema receptor. .
El odontólogo cambió una corona de oro y le recetó que usase bicarbonato de sodio para anular esos efectos.
Además de este caso, tenemos el de Lucille Ball, una mujer en el año 1942, captaba de igual forma frecuencias de estaciones de radio, escuchando varios tipos de música. Un día, decidió tomar una ruta distinta de camino a casa, cuando de repente empezó a escuchar sonidos intermitentes, los cuales resultaron ser clave morse. Lucille reporto este hecho a las autoridades, y especificó la zona en que captó la señal. La FBI rápidamente investigo esta ubicación y encontraron una estación japonesa, de espías. Para ese momento, los Estados Unidos se encontraba involucrado en la segunda guerra mundial, y cualquier información obtenida, significaba la ventaja para cada bando, por lo que este hecho fue de gran importancia para ese momento.