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Unificación de Criterios, Profilaxis Antimicrobiana y Endocarditis Infecciosa

20 de noviembre de 2015 - redactado por Enrique A. López G.



La Endocarditis Infecciosa (EI) es una patología que se origina cuando por medio de una puerta de entrada un microorganismo logra circular en el torrente sanguíneo y se aloja en el corazón al encontrase con un endocardio comprometido.

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Esta infección puede afectar a cualquier persona con una cardiopatía presente desde el nacimiento (cardiopatía congénita) o puede afectar a una persona sin ninguna enfermedad cardíaca. Las características clínicas son inespecíficas e incluyen fiebre, escalofríos, sudoración, anorexia, pérdida de peso, dolor de espalda, soplo cardiaco y émbolos arteriales sin otra explicación, entre otras.

El Streptococcus viridans comprende diversas especies de estreptococos α-hemolíticos, algunas de las que se conocen son el S. salivarius, S. mitis, S. sanguinis y S. mutans que forman parte de la microflora normal de la boca. El Streptococcus viridans es el microorganismo causal más importante y representa cerca de 50% de los casos, aunque existen otros patógenos que pueden producir endocarditis con una frecuencia menor.

Es una rara enfermedad con una incidencia anual de 3 casos por cada 100.000 individuos y una tasa de mortalidad hospitalaria de un 20%.

Desde inicios del siglo 20, estudios clínicos han relacionado la endocarditis estreptocócica con una proliferación bacteriana originada por una puerta de entrada en la cavidad bucal. Se creía que con el uso de antibióticos de manera profiláctica se podía evitar incluso posterior a intervenciones bucales que originen bacteriemia. Estas pautas fueron mantenidas hasta inicios del siglo 21.

En el año 2007 la American Heart Association estableció que el uso de la profilaxis antibiótica debía ser restringido en pacientes con antecedentes de EI, que presenten válvulas protésicas, y que serán sometidos a procedimientos invasivos tanto dentales, respiratorios, gastrointestinales y genitourinarios. De igual forma pacientes que se encuentren en riesgo moderado o bajo, tales como aquellos sometidos previamente a cirugía por bypass y portadores de marcapasos no requieren el uso de profilaxis antibiótica.

Los criterios para el uso de profilaxis antibiótica han sido modificados durante el transcurso de los años, no debido a que se ha comprobado su ineficacia, si no que estudios sobre su fisiopatología no se han mantenido convincentes. Por tal motivo, actualmente se manejan dos posiciones en relación al uso de la profilaxis, siendo una de ellas el Protocolo Británico en el cual no se utiliza profilaxis para ningún paciente, la otra posición se maneja en el resto de los países del mundo, donde solo a pacientes con alto riesgo de sufrir Endocarditis Infecciosa se les indica una profilaxis. Estas posiciones han generado una serie de reacciones, todas a favor de mantener el uso de profilaxis en vista que la evidencia científica no determina un cambio de conducta.

CONCLUSIÓN

El odontólogo debe motivar e instruir a sus pacientes a tener una correcta higiene bucal, lo cual permitirá tener un control del volumen de microorganismos que pudieran ingresar al torrente sanguíneo durante el tratamiento dental. Toda condición gingivoperiodontal inflamatoria debe ser controlada antes de programar cualquier procedimiento de tipo electivo. Deben utilizarse antisépticos para uso cotidiano y emplear antisépticos más potentes como clorhexidina al 0.12% una vez a la semana. Guardando el uso de antibióticos para los casos en que los pacientes presenten un alto riesgo de muerte por EI.

Bibliografía consultada

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Fuente: Odontoespacio
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