La impresión 3-D ha proporcionado muchos beneficios a la odontología, especialmente en el área de la cirugía con implantes, donde el crecimiento del uso de guías quirúrgicas personalizadas, elimina trabajo improvisado y ayuda a los odontólogos a colocar un implante dental con un alto grado de precisión y seguridad.
Al crear una guía quirúrgica a la medida para un paciente, normalmente consume mucho tiempo y se encuentra muchas veces fuera del alcance de la mayoría de los odontólogos.
Para crear una guía quirúrgica, el odontólogo debe tomar una impresión de los dientes, o deben escanear digitalmente la zona. De cualquier forma, el siguiente paso es la fabricación de la guía en el laboratorio dental. Cada guía producida generalmente toma semanas y puede costar entre $250 a $750 dependiendo del laboratorio y de la complejidad del procedimiento.
Por supuesto, si el odontólogo tiene su propia impresora 3D, que cuestan usualmente unos $50.000, puede imprimir sus propias guías quirúrgicas. En los Estados Unidos, se estima que solo el 2 o 3% de los odontólogos usan guías quirúrgicas para el tratamiento implantológico.
Estudios demuestran que la posición final de un implante depende mucho de la posición inicial de entrada del mismo, de han reportado muchos casos de lesiones nerviosas de tipo iatrogénicas debido a la falta de una guía que permita la colocación sobresegura y precisa del mismo, problema que puede ser eliminado con el uso de una impresora 3D que permita al profesional realizarla el mismo en un tiempo menor y con menos costos.