Los avances realizados en el área de la biología junto al desarrollo exponencial de la tecnología en los últimos años, ha logrado crear un dispositivo capaz de estructurar tejido vivo, logrando desarrollar órganos completos.
Esta investigación, desarrollada por el Wake Forest Baptist Medical Center, en Carolina del Norte, representa un avance para la medicina regenerativa, pues sugiere que en el futuro estas estructuras podrían ser implantadas en pacientes.
Los expertos imprimieron estructuras cartilaginosas, óseas y musculares "estables" que, tras implantarlas en roedores, maduraron hasta convertirse en tejido funcional, al tiempo que desarrollaron un sistema de vasos sanguíneos propio.
Comparadas con las impresoras 3D no biológicas, la bio-impresión 3D involucra adicionalmente muchas complejidades, tales como: la elección del material, tipo de células, factores de crecimiento y diferenciación, retos técnicos relacionados a la vida celular y construcción celular. Para superar estas complejidades, se requiere de la integración de distintos campos, como ingeniería, biomateriales, biología celular, biofísica y medicina.
La precisión de esta nueva impresora 3D significa que, en un futuro próximo, se podría replicar fielmente los tejidos y órganos más complejos del cuerpo humano, pudiendo prepararse para su implantación quirúrgica.
La investigación titulada "A 3D bioprinting system to produce human-scale tissue constructs with structural integrity" fue publicada en Nature Biotechnology Journal, en febrero de 2016.