En los últimos años hemos visto el brote de diversos tipos de virus que son trasmitidos a través de diferentes vías, con signos y síntomas comunes entre ellos y otros muy específicos de cada uno. Este año en Latinoamérica se ha visto el desarrollo en diferentes países del virus Zika, por lo cual es importante que como profesional de la salud, el odontólogo este bien informado sobre esta enfermedad, y que pueda contribuir en brindar información relevante a sus pacientes sobre la misma.
El virus Zika es un virus de tipo Flavivirus, de la familia Flaviviridae, es una enfermedad relativamente nueva, la cual se identificó por primera vez en 1947 en los bosques de Zika en Uganda. Inicialmente afecto diversas zonas de África, hasta que en el 2007 fue epidemia en el océano Pacífico, y atacó en países como Malasia y Micronesia. A mediados del 2015 en Brasil se reportó el primer brote, el cual se ha ido expandiendo en distintos países cercanos, al punto tal que la Organización Panamericana de la Salud afirmó que el virus Zika podría propagarse en toda América Latina.
El virus se transmite por mosquitos del género Aedes, siendo sus huéspedes simios y seres humanos. Cuando el mosquito portador del virus pica a una persona, el virus en primer lugar infecta células cerca del sitio de la inoculación; luego se extiende a los ganglios linfáticos y a la sangre. El virus se replica dentro de las células en el citoplasma, aunque también se han encontrado componentes del virus dentro del núcleo de las células.
Los principales síntomas clínicos en pacientes son fiebre, conjuntivitis, artritis transitoria (principalmente en las articulaciones pequeñas de las manos y los pies) y exantema maculopapular que a menudo comienza en la cara y luego se extiende por todo el cuerpo.
En general, los síntomas de la enfermedad son leves y de corta duración (2-7 días). Aunque sus síntomas no suelen ser de gravedad para la salud, los especialistas recomiendan tener sumo cuidado a las mujeres en gestación, especialmente en el primer trimestre del embarazo. Aunque, aún no está claro la forma en la que el virus ingresa en la placenta, se ha determinado que puede afectar el desarrollo cerebral del feto, incluso reportándose múltiples partos de niños con microcefalia.
No existe un tratamiento específico para el Zika, sólo un manejo sintomático, se recomienda guardar reposo absolutos y tomar paracetamol para el control de la fiebre. No está recomendado el uso de aspirinas por el riesgo de sangrado que acarrea. También se aconseja ingerir líquido en abundancia para reponer el perdido por diferentes razones. Para manejar el prurito ocasionado por la erupción, se pueden utilizar antihistamínicos.
Su diagnóstico es complicado en vista de la semejanza con el dengue y la fiebre amarilla. Para ello, se debe analizar una muestra de sangre, realizando pruebas moleculares.
El punto más importante es la prevención, al conocerse que la trasmisión de este virus es a través de un mosquito, el control del vector es un elemento esencial para reducir la incidencia de la enfermedad.